Si tuviera que definirme en este momento, diría que me llamo Nadia y que desde que tengo memoria me gusta escribir. Para decir algo sobre mí, puedo contarles que estudié literatura en la Universidad de Buenos Aires. Por mucho tiempo, creí que iba a dedicarme a la redacción académica y a la docencia. Me la pasé seis años de mi vida leyendo autores que, en su mayoría, ahora están muertos. Me enamoré de mi facultad, de la docencia y de la investigación académica, de los congresos literarios y los debates sobre libros.
Pero el camino tenía otros planes para mi. Cuando me anoté en la carrera de Letras, nunca me imaginé que iba a dejar mi país y que el viaje sería mi nueva religión. Que, por una beca en Croacia, el país de mis antepasados, iba a dejar atrás todo lo que construí durante los primeros años de mis veinte.
En cierto sentido, no fue mi decisión. Simplemente ocurrió. El destino me dejó atrapada en Croacia durante la pandemia y no pude volver a Argentina. Cuando las fronteras se abrieron y tuve la posibilidad de regresar a mi vida anterior, no quise hacerlo porque ya había cruzado una innumerable cantidad de límites dentro mío.
Cambie de profesión, de país, de círculo de personas, de idioma, pero nunca me dejó de gustar escribir. El hecho de que la escritura haya sido una de las pocas constantes en mi vida me llevó a intentar conectar de nuevo con este lado tan profundo de mi.
En este espacio, quisiera compartir las reflexiones y enseñanzas que me dejó el camino, la vida nómada y la destrucción permanente de mi cotidianeidad y de mi identidad. Cómo fue que terminé dando vueltas por el mundo sin un rumbo fijo y qué se siente vivir sin hogar ni patria.



Tal vez intento nuevamente darle una respuesta a la pregunta de “quién soy?” a través de estas líneas que escribo en todas partes del mundo.
Gracias por visitar mi blog, espero que disfruten de leerlo tanto como yo lo hago escribiendolo.
Nadia