Trabajar y vivir en un hotel en Laponia, el corazón del Círculo Polar Ártico, es una experiencia única que te permite desconectar del bullicio y sumergirte en la magia del invierno polar. En mi caso, nunca me imaginé que iba a terminar trabajando en un hotel que está casi en el punto más norte de Europa. Por dos inviernos, me mudé al pueblo de Karesuando, ubicado a unas dos horas de Kiruna.
Como argentina, viví situaciones que llevaron a mi cuerpo y mi mente al límite. No solo por las temperaturas que llegaron hasta casi los -50°C, sino también por la oscuridad y el aislamiento. Pero, si lográs adaptarte, vivir y trabajar en un hotel en el ártico durante todo el invierno puede ser una experiencia increíble que te aporte un gran crecimiento personal.
En esta oportunidad, quisiera compartir como es trabajar como supervisora de un hotel el ártico. Si bien trabajé en otros hoteles en Europa, mi experiencia en Laponia fue muy distinta por las complicaciones relacionadas con el clima, la oscuridad, el aislamiento y el tipo de turista que llega.
Karesuando, un pueblito en el ártico
Laponia, con su vasta extensión de paisajes nevados y su clima extremo, ofrece una experiencia de aislamiento que no se encuentra en ningún otro lugar. Vivir y trabajar en un hotel en ártico significa estar rodeado por la calma absoluta, donde los sonidos de la naturaleza reemplazan el ruido de la ciudad. Este aislamiento, lejos del estrés diario, se convierte en un refugio perfecto para aquellos que buscan paz y serenidad en el fin del mundo.
Sin embargo, después de un par de meses, la vida en un pueblito donde todo cierra a las seis de la tarde se vuelve tediosa. En Karesuando, un pueblo que está ubicado en la frontera entre Finlandia y Suecia, todo cierra temprano y apenas se ven personas caminando por la calle. En este sentido, apenas se ven autos o buses circulando por los caminos blancos y congelados.


Hay dos supermercados, una estación de servicio, un gimnasio, un pub (gracias a Dios),una biblioteca y un lugar para tomar café. Pero, como dije anteriormente, todo cierra temprano y es difícil encontrarte otras personas alrededor. Por este motivo, siempre el entretenimiento para mí fue socializar con otros trabajadores de todas partes del mundo que comparten la casa conmigo.
Pero, todos estamos embarcados en la misma aventura: sobrevivir al frío y a nosotros mismos, aprender de nuevas personas y de lugares. Charlar de nuestro día con una cerveza en la mano, ir a pasear por las noches buscando auroras, probar el reno o el gloggy, aprender palabras en un nuevo idioma.
El desafío de trabajar y viajar con el frío ártico
El clima extremo de Laponia es parte integral de la experiencia de trabajar en un hotel en el Círculo Polar Ártico. Las temperaturas en invierno pueden alcanzar los -40 °C, y la oscuridad polar parece no tener fin durante los meses de invierno. En este sentido, tanto para los trabajadores como para los turistas, adaptarse al frío es el primer desafío que aparece al bajarse del avión.
Dependiendo de qué país sea la persona, de la edad y del peso, más fácil o dificil será adaptarse a las temperaturas bajo cero. En mi caso, después de una o dos semanas mi cuerpo se acostumbró al frío y aprendí a vestirme para este clima. Claro que se produjeron cambios en mi estado de ánimo, en mis hábitos alimenticios y en la energía que sentía. Con la llegada de la oscuridad, comencé a sentir mucha hambre y menos ganas de hacer actividad física.
En el caso de los húespedes, cuya estadía dura entre 3 y 4 días, su experiencia es bastante distinta. Si tenemos en cuenta sus edades, que van desde los 20 hasta los 80 años, podemos afirmar que hay un basto abanico de vivencias. Para las personas jóvenes, las temperaturas heladas son fáciles de soportar con la vestimenta correcta y el uso de varias capas de ropa. Sin embargo, para las personas mayores o los niños, el frío es un verdadero desafío.
¿Cómo es trabajar en el ártico?
Dependiendo para quién, el día puede empezar a las seis de la mañana, a las tres de la tarde o a las ocho de la noche. Tal vez, hace unos años esto me hubiera parecido súper loco, pero en el ártico da lo mismo. Durante la noche polar, cuando hay apenas tres horas de luz, no hay mucha diferencia entre entrar a trabajar a las seis de la mañana o a las ocho de la noche. Sumidos en un espacio donde no parece haber tiempo, el cielo casi siempre se ve igual.
Como trabajo dentro del hotel, no necesito muchas capas de ropa para trabajar. Solamente las suficientes para llegar al hotel. Distinto es el caso de los instructores o conductores, que trabajan afuera la mayor cantidad del día con temperaturas bajo cero. Ellos tardaban unos diez minutos en ponerse todas las capas para ir a trabajar. Tenían tanta ropa que hay una habitación que está destinada solamente a sus botas y sus abrigos.
Volviendo al rol de Supervisora, una de las cosas más importantes en mi trabajo es chequear la temperatura dentro del hotel. Antes de que los húespedes lleguen a las habitaciones, tengo que revisar que todas las ventanas estén bien cerradas y que el radiador funcione bien. Otra cosa es chequear que las tuberías no estén congeladas y que el agua circule bien por las cañerías. También tengo que revisar las cerraduras y las puertas, que muchas veces se arruinan por el frío o no quedan bien cerradas.
Tengo también que revisar que no haya hielo alredor de la puerta de entrada, que la nieve no cubra el camino que lleva a la calle y la temperatura de la calefacción central. Además, tenemos que estar atentos a lo que sea que pase con los húespedes. Si tienen frío o, sobre todo, algún accidente durante las excursiones.
El staff que trabaja afuera, por otro lado, tiene que revisar el buen funcionamiento de los snowmobiles, de las vans y del equipo que se usa para trabajar. Además, tienen que cargar siempre con botiquines de primeros auxilios y mantas en caso de que haya un accidente. Por no mencionar los walkie y los miles de papeles, como reportes de incidentes, que llevan consigo.
Muchas veces, terminan de trabajar después de la medianoche. Una vez que los tours relacionados con las auroras boreales concluyen, tienen que revisar los snowmobiles, quitarles el hielo, limpiarlos y estacionarlos. Además de poner los cascos, guantes y el resto del equipo en su lugar.
En resumen, trabajar en un hotel en el ártico y en condiciones extremas requiere de una serie de cuidados que no son necesarios en otro lugar. Cosas tan comunes como mantenerse caliente o el buen funcionamiento de los equipos, aquí, muchas veces, son un desafío.
El negocio y los turistas que no están preparados
Muchas veces, estos turistas son traidos por agencias de viajes que prometen viajes al ártico relacionados con Papa Noel y la navidad, dejando el frío de lado. Sin saber a dónde están viniendo exactamente, llegan sorprendidos por el frío, el aislamiento y la oscuridad. Los días de check in, la pregunta “¿Dónde estamos?” es lanzada al menos unas tres veces cuando llegan a la recepción.
Esta pregunta es tan común que todo el equipo de la recepción tiene preparados mapas y guías para explicarles que estamos en el ártico y que estamos más cerca de Noruega que de Rovaniemi, la ciudad de Papa Noel. Con cierta sorpresa, los húespedes nos dicen que no trajeron guantes ni bufandas o que pensaban que estábamos en una ciudad más grande. Por este motivo, tenemos también en la recepción innumerable cantidad de pares extras de guantes, medias térmicas, bufandas, gorros, etc.



Al mismo tiempo, las personas mayores que muchas veces viajan solas para saldar aquel asunto pendiente con el viaje a Laponia, se encuentran con numerosos desafíos. No solo el frío, sino también el aislamiento, la falta de recursos, el hecho de que el hospital más cercano está a cuatro horas o las superficies cubiertas de hielo que pueden ser peligrosas.
En este sentido, es cuando llegan al hotel y contemplan los alrededores, que se dan cuenta y lanzan incontable cantidad de preguntas relacionadas al lugar. Al mismo tiempo, se niegan a participar en actividades que están de hecho incluídas en su paquete turístico, como los snowmobiles o los huskies.
Trabajar en el ártico te obliga, en este sentido, a estar preparado para estas situaciones y tratar de mejorar su experiencia en la medida de lo posible. Siempre anticipándonos a posibles preguntas, muchas veces tratábamos a los húespedes como si fueran niños. Antes de cada excursión, les preguntamos si tienen guantes o bufandas, si se pusieron al menos tres capas de abrigo debajo del traje de nieve, si comieron, etc.
No es como trabajar en cualquier otro lugar del mundo. Acá, no solo somos personal de la recepción, somos también, en cierto sentido, responsables de su salud y bienestar. Lamentablemente, el turismo en esta zona está centrado en vender una experiencia a través de la desinformación. Por este motivo, los huéspedes no llegan preparados ni física ni mentalmente. En este sentido, como personal del hotel, intentamos amortiguar esta falta de información y ayudarlos para que disfruten de sus vacaciones sin mayores problemas.
Actividades únicas en el Círculo Polar Ártico
Pero, si hace tanto frío ¿Por qué vienen? Bueno, Laponia no es solo temperaturas congeladas y nieve, sino que también ofrece experiencias únicas. Los visitantes pueden disfrutar de emocionantes actividades como paseos en trineo con perros huskies y renos y safaris en snowmobiles. Además de la posibilidad de hacer deportes como Cross Country Skiing, Snowshoeing o pescar en un lago congelado.
No podemos dejar de lado otros fenómenos naturales como las auroras boreales o las nubes estratosféricas, que atraen a miles de turistas todas las temporadas. En este sentido, las empresas turísticas también aprovechan estos eventos naturales para vender viajes y experiencias relacionadas con las auroras boreales. Por ejemplo, se promociona la pernoctación en iglús de verdad o de cristal para poder observarlas.
Sin embargo, nuevamente, fenómenos como las auroras son explotados para la venta de experiencias que no son del todo como se describen. Si bien son fenómenos bellísimos, las fotos o videos promocionados por el sector turístico muchas veces están totalmente saturadas para realzar los colores. Al mismo tiempo, se habla de Laponia como si las auroras boreales estuvieran todo el tiempo en el cielo.
Muchas veces, los húespedes decepcionados por no poder verlas, se quejan y nos dicen que les “prometieron” que las auroras siempre estaban en el cielo. Si bien es responsabilidad de cada uno investigar el destino elegido para las vacaciones, también es verdad que, para las empresas turisticas, el foco está puesto en vender a como de lugar.
Como si se tratara de una mera decoración, el turismo que crece todos los años en Laponia deja de lado el aspecto natural que caracteriza su belleza. El imaginario del ártico como una tierra virgen que aún debe ser explorada está siendo reemplazado por la idea de la Navidad y de la explotación turística de fenómenos naturales como las auroras boreales.
Reflexiones sobre el trabajo y la vida en el ártico
En definitiva, vivir y trabajar en Laponia es mucho más que un trabajo temporal en un hotel remoto; es una lección de resiliencia, adaptación y conexión con lo esencial. Es un lugar que te obliga a estar presente, a aceptar tanto lo hermoso como lo desafiante, y a aprender a valorar lo que tienes, lo que eres y lo que te rodea. Más allá del turismo, Laponia nos invita a ser conscientes de la naturaleza, de nuestra relación con ella, y de cómo, a veces, es necesario perderse para poder encontrarse.
Esta belleza salvaje tiene también la otra cara: la oscuridad, el aislamiento, las temperaturas heladas y la falta de control sobre las condiciones naturales. En este sentido, creo que debemos fomentar un turismo más realista que ponga el foco en apreciar esta tierra tal como es. Sí, hace frío, es peligroso, está aislado, no hay mucho para hacer más que caminar entre los árboles congelados. Las auroras boreales no siempre están ahí, a veces el cielo está oscuro y otras cubierto por nubes. Pero es lo real.
Laponia no es solo la casa de Papa Noel ni de las auroras boreales perpetúas que, como luces de decoración, están siempre ahí arriba. En lugar de perseguir una idea idealizada de la Navidad o las auroras boreales, quizás lo más valioso sea aprender a vivir con el Ártico tal como es, en toda su belleza y complejidad.
Si te interesa la vida en el ártico, podés visitar mis árticulos sobre la Noche Polar, Las nubes estratosféricas o los árboles fantasma.
Si también trabajaste en el ártico, contame tu experiencia!